De verdad la ovalada no es redonda, tiene eso de incierto, de incontrolable muchas veces.
La pelota se ríe de nosotros, nos deja en ridículo si esperamos que dé un bote. El aprendizaje del rugby no es cosa fácil, hay una cantidad considerable de gestos y destrezas, secretos inherentes a cada puesto. Todos los músculos del cuerpo son necesarios; piernas, brazos y pulmones. También la cabeza y el corazón, sobre todo el corazón. El rugby se juega entre amigos y hay ciertos ritos, costumbres, formas de reunirse, detrás de los palos cuando las cosas van mal durante el partido y en el túnel una vez finalizado el cotejo para saludar al adversario. El tercer tiempo es un momento de convivencia, de diálogo entre contrincantes que no lo son tanto ya que unidos por un mismo fervor, que hablan una misma lengua, intrínseca, secreta. Somos pocos y nos sentimos únicos o al menos diferentes. Poseemos un tesoro; inestimable a nuestros ojos.
Está la poesía de los terrenos baldíos, donde muchos comenzaron el ejercicio de la ovalada, su comercio. Está el aroma que viene del bosque, los clamores lejanos de la ciudad que también es nuestra. El retorno en patota, los terceros tiempos en lugares inconfesables. Pero está también la imperiosa necesidad de ir creciendo, de irse organizando, de ir congregando gente en una especie de apostolado y ahí hay que cumplir con ciertas normas, que corresponden a una conducta que impone la convivencia en esa otra dimensión que simbolizan los estadios. Para Aristóteles, importante medio scrum de la Antigüedad, el hombre es un animal político. Albert Camus, escritor-filósofo, arquero de fútbol y amigo de rugbistas, deplora que la modernidad ha reemplazado el diálogo por el comunicado y la consigna y en este preciso momento de nuestra corta divagación, debemos confesar una falta: Nos interesa saber sobre la situación de nuestro rugby chileno y en ese afán enviamos una especie de cuestionario a todas las Asociaciones. Recibimos una sola respuesta, de la ARRV para ser exactos, la Federación también nos respondió. El tono de la misiva nuestra fue inapropiado, parecía un formulario, además no somos autoridad en la materia, ni en esta, ni en ninguna otra y en ese sentido no había ninguna obligación en respondernos o tomarnos en cuenta.
Es claro que si la montaña no va a Mahoma, Mahoma tiene que ir a la montaña. Si queremos inquirir sobre el rugby en Chile, vamos a tener que usar el tono de la confidencia, de la entrevista. Básicamente queremos entender como se articulan los campeonatos a lo largo y a lo ancho del país. Lo largo sería lo nacional y lo ancho lo regional. Peregrino postulado teórico para tan desmesurada geografía. Estamos en el lugar del espectador, del ignorante neófito que quiere hacerse una idea de una realidad que le interesa. Sabemos que hay una normativa legal en lo que respecta a la constitución de un club, de una asociación. Queremos transmitir dicha información que puede ser útil para los que quieran formar una asociación, a través de ejemplos vivos y reales. Queremos saber de que forma nace el rugby en divisiones inferiores, en escuelas y colegios. Cómo ahí se fomenta; pensamos que esto no significa violar algún secreto y mostrar casos concretos puede servir de orientación.
(En la foto: Niños en el Estadio Georges Racine de Clichy-la-Garenne, Francia; pocos días después del Mundial 2007.)