INFO: Sección donde subimos notas que aparecieron en el último número de CL Rugby.
Para quien en alguna oportunidad ha tratado de organizar un evento, del tipo que sea, sabe que nada es tan simple como se ve en el primer borrador de aquella idea, la que tiende a variar durante el trayecto hasta lo que finalmente ocurre, varios imponderables que suman o restan problemas a los organizadores, los que, como casi siempre, tienden a disfrutar más del evento una vez que ha finalizado.
Ahora, cuando hablamos de realizar un evento de rugby durante las vacaciones, con escaso o nulo apoyo, con más trabas que ayudas de las organizaciones que velan por el deporte y seguridad, pues bien, ante eso, traten de llevar la ejecución de esa idea a escala nacional, con lo extenso de nuestro territorio, o más aun, tratar de volverlo internacional cruzando la frontera, y que toda aquella locura y ganas, se mantenga en el tiempo por ya nueve (9) temporadas ininterrumpidas de verano. Eso, y varias cosas más, es el Rugby 5, una joya casi perdida entre las arenas de nuestro país que se niega a desaparecer por el esfuerzo de sus organizadores, la marca deportiva Vultur como pilar fundacional, más otras entidades que creen en el proyecto. Un espacio a la ovalada al cual muy pocos le dan el crédito que realmente se merece.
Dicho lo anterior, partiremos por lo más reciente para dar otro pequeño contexto. Se acaba de terminar la primera fecha del circuito, que estuvo dividida en dos etapas. La primera en Lujan de Cuyo, Argentina, y la otra, en Viña del Mar. En la vuelta como sede en la ciudad jardín, la final masculina, porque también tiene espacio para las damas, la jugaron un equipo de Ovalle frente al que sería el campeón de la etapa, un combinado de jugadores de Stade Francais de Santiago, club histórico y afiliado a ARUSA, la asociación más poderosa del país, algo casi impensado para los chicos de Ovalle, en damas fue el Viña RC quien se llevó la etapa. Con eso en mente, no es del todo exagerado decir que solo este torneo es capaz de lograr, dar un espacio a todos los equipos por igual, sea cual sea su nivel de juego, democratizando el rugby en su formato de playa, una disciplina que es apoyada y reglamentada por la World Rugby.
El torneo
Rugby 5 tiene sus inicios en el verano de 2010
y por sus versiones anteriores han participado más de un centenar
equipos en las más de 15 ciudades donde se ha disputado el torneo, desde Arica
hasta Ancud, e incluyendo ciudades no costeras como Curicó o Talca, “uniendo
chile” como rezaba uno de sus slogans
pasados.
Este torneo de rugby playa es, probablemente, el más grande de América dada la
cantidad de equipos participantes, con una duración de dos meses, casi como un
mundial de rugby XV, y en que cada fin de semana se traslada una fecha por
algún lugar de Chile (ahora también en Argentina) y que ha ido evolucionando al punto de
incluir una cancha perimetral inflable, un sueño desde los inicios, dando un
salto de nivel con el resto de eventos y que habla de la constante búsqueda de
reinventarse.
Pero es la falta de visión de otros sectores que hace que por ejemplo, eventos como los de Brasil en Ipanema, logren una relevancia internacional con la participación de selecciones nacionales invitadas y con el único fin de ayudar a promover y masificar el rugby en ese país entre los veraneantes. La World Rugby y Sudamérica Rugby avalan, cubren y masifican dicha competencia posicionándola internacionalmente por medio de sus canales de comunicación, y es ahí cuando uno se detiene a pensar porque no podemos masificar nuestro deporte en el país cuando vemos que se cuentan con los eventos de similares o mejores características, pero no así con la vitrina, voluntad y colaboración necesaria, esto debiese ser, a todas luces, un win/win para todos, pero que de momento no lo es. Y si agregamos que Chile es el campeón actual de la especialidad de los Juegos Bolivarianos de playa, más inexplicable se pone.
Finalmente, el Rugby 5 sigue, como siempre, y un nuevo campeón saldrá en un torneo final donde se reunirán los campeones de cada etapa tanto en femenino como masculino, sumando así, kilómetros y kilómetros por ser reinas y reyes del rugby playero chileno. Por eso, tanto jugadores como organizadores, más los sponsors que apuestan a esto, son unos verdaderos rebeldes de las arenas que se niegan a desaparecer. Por muchos más Rugby 5!
NdA: En los veranos 2012 y 2013, el autor de la nota, participo dentro de la organización de dicho torneo.