Nueva Zelanda conquistó por segunda vez en su historia la Copa Webb Ellis, tras derrotar por 8 a 7 a Francia, en la Final de la Copa Mundial de Rugby 2011, disputada en el Eden Park.
Francia comenzó mejor y con mucha posesión y determinación, tuvo el dominio de los primeros instantes del encuentro. Llegó a elaborar una jugada de hasta 12 fases que, sin embargo, no llevó demasiado peligro hacia el terreno de los locales.
A los 7 minutos, Piri Weepu desperdició la primera oportunidad de abrir el marcador cuando erró un penal, pero a partir de ese momento, los All Blacks reaccionaron y pudieron hacer pie en el partido.
Gracias a Tony Woodcock y su try, que llegó a partir de un line a poco menos de diez metros del ingoal de Francia, se rompió la paridad en el marcador a los 14 minutos. La pelota fue a la cola y desde allí fue jugada hacia el centro de la hilera, donde ingresó el pilar que no tuvo marca que derribar en su camino a anotar la primera conquista. Fue uno de los pocos errores que cometieron Les Bleus en la marca, y lo pagaron caro.
Los galos pasaron a defenderse y perdieron a su apertura Morgan Parra por un golpe en la cabeza. En su lugar ingresó Trinh-Duc, al que le costó adaptarse rápidamente al ritmo del encuentro.
Los neozelandeses siguieron dominando la posesión y trataron de aprovechar cada oportunidad de anotar puntos, pero Weepu no estuvo afilado como en otras ocasiones y desperdició varios intentos con el pie.
En el cierre de la primera etapa, Aaron Cruden tuvo que ser reemplazado por Stephen Donald y Francia aprovechó el desconcierto de los All Blacks, pero sin obtener resultados positivos. Pudo descontar a través de Thrin-Duc que ya estaba a tono con el encuentro, pero el 10 galo erró un intento de drop, y luego hilvanó una jugada muy peligrosa que no llegó a buen puerto por un tackle salvador de Weepu.
No le alcanzó a Francia
El segundo tiempo comenzó con el cambio de pateadores en ambos equipos. Yachvili se hizo cargo de las patadas francesas y a los 3 minutos del segundo tiempo mandó desviado un penal. Mientras que en los All Blacks el rol lo asumió Stephen Donald por la nula efectividad de Weepu en sus tres intentos en el primer tiempo. Donald respondió en su intento a los palos, sobre los cinco minutos y estiró las diferencias 8-0 a favor de los All Balcks.
Pero la reacción de Francia fue rápida, que por una pelota mal entregada por parte de Weepu, armó un contraataque que tras varias fases, terminó con el capitán Thierry Dusautoir apoyando debajo de los palos y, tras la conversión, quedó en un apretado 8-7 abajo.
Pasados los 20 minutos, Francia comenzó a sentirse cómodo en el encuentro y los All Blacks de a poco se fueron perdiendo entre los nervios y los permanentes ataques de los galos que los encerraron en su propio campo.
Con sorpresa, tenacidad y moviendo la pelota, Les Bleus fueron adueñándose del partido. El problema que no pudo resolver, y que le impidió marcar más puntos, fue su propio desorden en el ataque, que encontraba a jugadores sin poder de decisión en los últimos metros.
La mínima diferencia en el marcador mantuvo la emoción hasta el final, hasta que los All Blacks lograron asentarse en campo contrario y controlaron la pelota para que el reloj corriera y esperar el pitazo final del árbitro, con el que desataron toda la alegría.
Al igual que 24 años atrás, Nueva Zelanda conquista el máximo trofeo del rugby mundial en su propia casa.