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La leyenda del rugby

Cómo nos gustaría hacer alguna nota de lo que acontece en la trastienda de la Región Valparaíso, el rugby se manifiesta en Quilpué, Villa Alemana, Limache, pero hay reticencia para responder nuestros llamados.

Al mismo tiempo intentamos generar algo más en Villa Alemana… Pero no se puede estar de ambos lados de la barrera, informar o actuar, una de dos, eso es la llamada objetividad que para nosotros es la honestidad, no se puede ser juez y parte en cierta medida, modesta por supuesto.

El rugby es un juego parco y discreto, quitado de bulla como decimos los Chilenos y esa discreción hay que respetarla y considerarla como una gran virtud. No podemos asistir a un entrenamiento o a una reunión sin ser invitados, sería una violación de domicilio y esto a nuestro juicio está muy bien. También pensamos que si queremos entender la estructura del rugby en Chile no es necesario ir a todos los rincones del país y quizás baste con estudiar un segmento de todo el cuerpo, en este caso el rugby en la Región Valparaíso. Se nos ocurre al mismo tiempo en este instante que la Región podría impulsar un plan de difusión en colegios y escuelas, a cargo de un monitor o monitores que prediquen el evangelio de la ovalada. Hacer el trabajo que realiza la Federación pero en chico. Un día vamos al cerro Ramaditas y tendemos el telón de este bello juego en una escuela, para explicar por qué nos apasiona tanto y como diablos nos embarcamos en esto, que son esas formas de construcción fantástica que son el line o el scrum.

Revisando nuestra biblioteca encontramos el soberbio libro de Henri Garcia, La Légende du Rugby en su edición de 1999, realizada en Ginebra, Suiza. Había en la biblioteca municipal de Lausanne, en la Suiza que habitábamos, un ejemplar de la primera edición de este monumento, cuatro veces más voluminoso, buscamos por todas partes ese ejemplar ya agotado, nos contentamos con comprar la edición de 1999, con fotos en color, un mejor empaste y más reducida en los textos, pero la pluma de Garcia está intacta. Quisiéramos compartir algo de esta obra y nos limitamos a traducir un fragmento:

“Es bastante notable que el rugby, recién descubierto por la capital, haya manifestado una vitalidad tal que lo convierte en el deporte colectivo más popular. Antes de la construcción del primer estadio, el 20 de marzo de 1892, en los pastos de Bagatelle, delante de una multitud tan apasionada como indisciplinada, iría a convertir al Racing Club de France, al vencer al Stade Français de justeza, en el primer campeón de Francia. La competencia nacional de un deporte colectivo había nacido gracias a la acción de pioneros entusiastas, a la cabeza de los cuales se encontraba el barón Pierre de Coubertin.

Luego de haber trabajado en la reunión en 1887 de todas las asociaciones deportivas en el seno de la USFSA (Unión de sociedades francesas de deportes atléticos) y llegando a ser su infatigable secretario general, el barón, incluso antes de impulsar la renovación de los Juegos olímpicos, había ya lanzado el primer campeonato de Francia de rugby. Estaba tan involucrado que había concebido y financiado el trofeo que debería consagrar cada año la conquista del título. La realización del escudo fue confiada a Charles Brennus, orfebre en el Marais (barrio judío de París) y otro pionero de la USFSA. La discreción de Pierre de Coubertin hizo que la posteridad hermanara el nombre de Brennus al objeto de arte.

Sin embargo la historia retendrá que el árbitro de la primera final no fue otro que, el que cuatro años más tarde, iría a hacer renacer los Juegos olímpicos. Los jóvenes intelectuales van a dar al rugby ese impulso que lo hará un deporte eminentemente popular. Jean Charcot es el más ilustre de ellos. El futuro sabio, que dirigirá numerosas expediciones científicas en las regiones polares, sólo tiene trece años en 1880, cuando funda en la Escuela Alsaciana la sociedad deportiva “Los Sin Nombre”. Es también el principal creador del “Olympique” y a la cabeza de éste llega a ser en 1896, campeón de Francia en el puesto de wing forward.

Este rugby de los albores es muy cosmopolita, tenemos al Inglés Tom Potter, los Españoles Carvalho, el Brasilero Da Silva, hijo del embajador de Brasil el barón de Riobranco, el Cubano Henríquez, el Inglés Courtney Heywood, etc. Es gracias a las relaciones de Heywood, capitán del Stade Français, con los dirigentes ingleses que relaciones franco-británicas son establecidas semanas después del primer partido internacional entre el Rosslyn Park, gran club de Londres y el Stade Français, No debe sorprender que, en el primer equipo oficial de Francia que acoge a los primeros All Blacks el 1° de enero de 1906 en el Parc des Princes, encontremos al Inglés Crichton y al Americano Muhr, a los que se agregará pronto el Galés Lewis para enfrentarse a Inglaterra”.

En las fotos: Un Gales-Francia del V Naciones del 75 / Marcel Ribère, jugador estrella del XV francés frente a Irlanda en 1925 / Whineray poniendo en aprietos a los Franceses ya en 1964 / Y finalmente una foto de la primera victoria francesa en Gales, en 1948, en Swansea, es la última vez que los Galeses portan letras en lugar de números en la espalda. Todas ilustraciones del libro del formidable Henri Garcia, oriundo del país vasco.

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