Una clara vision, un atajo hacia la realidad Mundial – Por Nicolas Balinotti
A la UAR no le queda más remedio que cambiar sus bases estatutarias para aggiornarse a los latidos del rugby mundial. Las modificaciones que se proponen no implican una metamorfosis total puertas adentro, sino más bien todo lo que rodea a la órbita de los Pumas y su fuente de ingresos. Esto quiere decir cumplir con los requisitos impuestos por la International Rugby Board (IRB) para que la Argentina sea incluida de una buena vez por todas en una competencia regular profesional. De esta manera, se pregona por un giro de la dirigencia, de los jugadores, del rugby argentino en sí.
De ahora y hasta el 28 del mes próximo estaremos hablando de supuestos. Ese día podría marcarse un quiebre, pues dependerá del voto de las uniones provinciales el camino que seguirá el deporte de la pelota ovalada en nuestro país. Si se pretende ver a los Pumas en el Seis Naciones o en cualquier otra competencia, en esa jornada de verano no deberían resurgir consignas oxidadas sobre federalismo o centralismo. Y si existe algún temor de que la ola de cambios arrase con las estructuras de los clubes, vale mencionar a Morgan Buckley, asesor de la IRB.
El irlandés, que estuvo de visita en nuestro país a mediados de este año, prometió, con cierta fascinación por el espíritu y la pasión amateur, que las modificaciones no contemplarían a los clubes y selecciones provinciales, sino a la estructura dirigencial y el funcionamiento del seleccionado nacional. Por eso, el punto de la cuestión es crear la figura de un gerente profesional que administre y gestione el dinero que la IRB proporcione a la UAR para el desarrollo del equipo. Y a partir de aquí, sumado a los ingresos de sponsors, televisación y recaudaciones, se podría conformar un plantel rentado, algo que hasta ahora el estatuto de la UAR no tiene contemplado, y participar de un torneo profesional. Si la publicidad en las camisetas y el pago de viáticos a determinados jugadores fueron pequeños pasos hacia el profesionalismo, aprobar estos cambios significaría un atajo hacia la realidad mundial, un acercamiento al tercer puesto en la Copa del Mundo.
Pero la metamorfosis requerirá también de dirigentes transparentes e idóneos, porque los presupuestos engordarán de un día para otro y una falla provocaría un temblor en un sistema que aún tiene forma únicamente en los escritorios. Sería doloroso para el rugby que este movimiento de tablero escondiera intereses particulares, ya sea para perpetuarse en el poder o para obtener beneficios económicos. El camino al cambio se vislumbra en un horizonte no tan empinado. El Mundo espera a los Pumas, le abrió una puerta al país, asimilando su genética amateur, pero dándole una solución al seleccionado.